En primera instancia, como ya lo hicimos en un chequeo anterior sobre la temática (http://bit.ly/1scvdkV), debemos señalar qué se entiende por tasa de hacinamiento carcelario, la misma es la relación entre la cantidad de plazas existentes y la cantidad de personas alojadas.
Según los últimos datos disponibles de la División Estadística y Análisis Estratégico del Ministerio del Interior, que corresponden al 31 de mayo del año 2014, en Uruguay había un total de 9.786 presos distribuidos en los 28 centros de reclusión con los que cuenta el país.
“Hoy Uruguay es el primer país de Latinoamérica sin hacinamiento carcelario y eso supone que bajó la reincidencia de un 70 a un 50% y queremos seguirla bajando“Lucía Topolansky
Senadora electa por el FANo Toquen Nada
Óceano FM
1/12/2014
Si observamos las plazas disponibles hasta la fecha del informe encontramos que existía una capacidad total para recluir a 9.195 personas, lo que deriva en una tasa de hacinamiento de 106%. Los datos para todos los centros se muestran el Cuadro a continuación.
Cuadro I: Población y capacidad total de plazas en centros de reclusión de Uruguay (2014)
Fuente: Ministerio del Interior
Entonces, Uruguay ha logrado reducir el hacinamiento carcelario pero aún no ha logrado eliminarlo. De hecho, ha sido una de las promesas electorales que realizara el presidente electo Tabaré Vázquez (http://bit.ly/1yyyjl7). Ahora bien, ¿Qué sucede en el resto de América Latina?
Según datos que aporta Elias Carranza (Director del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente) no hay ningún país de América Latina que reportase hacinamiento cero. Los datos fueron recogidos durante el año 2013 (con excepción de Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, Paraguay, República Dominicana y Uruguay son de 2011; y Bolivia 2006) y presentados recientemente en Perú (http://bit.ly/1yzRGVM).
Según dicho informe, Argentina (en 2011) presentaba la menor tasa de hacinamiento siendo la misma de 101%, en tanto que El Salvador (2013) presentaba 27.019 presos contando con una capacidad para 8.090, lo que genera una tasa de hacinamiento de 334%. En dicho documento, Uruguay aparece con una tasa de 124%, pero como ya se señaló dichos datos son para el año 2011, ya que en mayo de este año presentaba una tasa de 106%.
Cuadro II: Sobrepoblación carcelaria en América Latina (2013)
Este parece ser el último documento comparativo confiable sobre la temática, que como se vio, en muchos países los datos no son actualizados. De todos modos estamos en condiciones de afirmar que a primera parte de la sentencia es FALSA. Uruguay no ha eliminado el hacinamiento carcelario.
En cuanto a la segunda afirmación que la Senadora realiza acerca de que la reincidencia se ha disminuido de un 70% a un 50%, el equipo de UYCheck solicitó los datos al Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados (PNEL) de la órbita del Ministerio del Interior pero no se obtuvo respuesta.
Según datos que pudimos extraer de una nota de prensa (http://bit.ly/1Gd2fUS) acerca de una conferencia de prensa realizada en el mes de noviembre, en el año 2014 fueron atendidas por el PNEL 885 personas, de las cuales 710 son ex reclusos y el restante familiares o con algún vínculo con los internos. Partiendo de esto datos, Patricia Peralta, Directora del PNEL, señaló en la conferencia: “en el año 2005 la reincidencia estaba en el entorno del 70%, hoy en día se habla del 50, 53 %, las personas que participan en estas experiencias laborales con un seguimiento de parte del PNEL tienen un índice de reincidencia del orden del 6%” (http://bit.ly/1Gd2fUS).
Efectivamente, si nos apoyamos en estos datos, la reincidencia ha bajado del 70% al 50,53%. En tanto que aquellos que participan o han participado en experiencias laborales del PNEL presentan una tasa de reincidencia de 6%. Esta parte de la afirmación de Topolansky es VERDADERA.
En conclusión, esta nota se trata de un chequeo doble. Por un lado la afirmación de que “Hoy Uruguay es el primer país de Latinoamérica sin hacinamiento carcelario” es FALSO como se demostró; en tanto que su segunda afirmación que señala que la reincidencia paso de un 70% a un 50% es VERDADERA. Sin embargo, por tratarse de la segunda Senadora más votada contradiciendo a las promesas de campaña de su partido, incluyendo la relevancia de la temática, se consideró que la primera afirmación era la de más importancia.