Este mes de marzo se conmemora internacionalmente el mes de la mujer. La brecha de género continúa expresándose en los diferentes ámbitos de participación y desarrollo de la vida social, económica, educativa y política. En Uruguay, la producción académica y científica es uno de los espacios donde las diferencias continúan siendo significativas. En este especial de UYCheck proponemos visualizar y visibilizar algunas de las estadísticas más importantes sobre la participación de las mujeres en la academia y la ciencia uruguaya, tomando datos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) de la ANII y de las universidades del país.
La formación terciaria es el primer paso hacia una carrera académica, implica un primer contacto directo con la producción científica. En Uruguay, según el Censo 2011, el 10,45% de las mujeres habían concurrido o concurrían a la Universidad y el 0,66% cursaba o había cursado estudios de Posgrado. En los varones, la Universidad era el máximo nivel educativo alcanzado para el 8,63%, mientras que el nivel de Posgrado lo era para el 0,51%.
En 2015, la matrícula total universitaria -tanto pública como privada- estaba compuesta por 152.610 estudiantes. De ellos, el 63% eran mujeres y el 37% varones. La matrícula pública era de 131.102 estudiantes con una proporción por género casi idéntica al total: 65% mujeres y 35% varones. En el caso de las universidades privadas, la relación era proporcional: con una matrícula total de 21.508 estudiantes, el 50,4% eran varones y el 49,6% mujeres.
Si observamos los ingresos en 2015 a UdelaR por facultad, se observa que la Escuela de Parteras es la que presenta el mayor porcentaje de alumnas: 91% de la generación 2015, seguida por la Facultad de Odontología en la cual 85% de sus ingresos fueron mujeres.
En cuanto a las carreras con más presencia femenina, la de Obstetra-Partera que se dicta en Paysandú tuvo una generación 2015 compuesta 100% por mujeres. La siguen: Psicomotricidad (98%), Asistente en Odontología (95%), Licenciado en Diseño Industrial Opción Textil y Moda (94%) e Higienista en Odontología (91%).
En contraposición, la Facultad de Ingeniería es el servicio donde la presencia femenina se ve más reducida: en 2015 solo el 20% de los ingresos fueron mujeres. Esta brecha se explica en gran medida por tres carreras en las cuales solo 16% de la generación 2015 eran mujeres: Ingeniería Industrial Mecánica, Ingeniería Electricista, e Ingeniería en Computación.
La carrera donde menos mujeres ingresaron en 2015 fue Tecnólogo Mecánico: solo 5 mujeres, o sea un 5% de la generación 2015. Le sigue Técnico Deportivo Sup. – Fútbol (8%) y Tecnólogo en Informática (10%).
Si se observa el egreso universitario, en 2015, el 68,2% de los egresados eran mujeres, y el 31,8% hombres. Además, las mujeres culminan sus estudios a edades más tempranas. Por ejemplo, entre los 20 y 24 años egresan un 24,6% de estudiantes de UdelaR: el 17,8% de ellos mujeres; y entre los 25 y 29 años egresan el 43,6% de los estudiantes, de los cuales el 29,3% son mujeres.
Egresadas según facultad
2015
El género femenino ocupa además el 53,2% de los cargos docentes en la UdelaR. Aún así es mayoría en los Grados 1 y 2, y minoría en los Grados 4 y 5. En el Grado 3 hay tantos hombres como mujeres.
En cuanto al nivel de formación de los docentes universitarios, mujeres y hombres tiene principalmente nivel de Maestría, y en menor medida Doctorado. Las mujeres se destacan por ser mayoritarias en todos los niveles menos en el más alto (Doctoral).
Las diferencias empiezan a notarse si se observan cargos de jerarquía dentro del funcionamiento de esta institución. Por ejemplo, a nivel de decanatos, en 2017 de 15 facultades sólo 5 tienen una decana (67% vs. 33%) Estos centros son: la Facultad de Enfermería, la Facultad de Información y Comunicación, la Facultad de Ingeniería, la Facultad de Psicología y la Facultad de Química.
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La Universidad de la República nunca tuvo en su historia una rectora, autoridad máxima de la institución. Desde sus orígenes, hacia fines del siglo XIX, de 33 rectores que ha pasado por ella -varios de los cuales ocuparon el cargo más de una vez- ninguno ha sido mujer.
Muchos de los investigadores más importantes de nuestro país pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) de la ANII, organismo que aloja entre sus cometidos el apoyo y la promoción a la investigación uruguaya. Concretamente, el SNI: “promueve, mediante evaluación periódica, la categorización y el incentivo económico de los investigadores, la producción de conocimiento, transversal a todas las áreas, y el fortalecimiento y la expansión de la comunidad científica nacional”.
Hoy, el SNI cuenta con 1.744 investigadores categorizados: 1.494 investigadores activos, 233 investigadores asociados y 17 investigadores eméritos. En 2015, participaban 1.688 investigadores, de los cuales 915 (54%) eran varones y 773 (46%) mujeres.
El promedio de edad de los investigadores de cada nivel muestra que los hombres son más jóvenes en cada uno de ellos. En el nivel de Iniciación, el promedio de edad masculina es de 39 años y el de las mujeres es de 40 años. En tanto, en el Nivel III -donde se expresa la mayor diferencia en las edades- los hombres tienen en promedio 62 años y las mujeres 66 años.
El SNI cuenta con tres niveles, a mayor nivel más preparación, experiencia y producción del investigador. Tiene además un nivel previo llamado Iniciación. La presencia femenina disminuye a medida que se avanza en los niveles. Mientras que en la Iniciación representan el 55%, en el Nivel III son apenas el 14%.
Las áreas temáticas de Ciencias Médicas y de la Salud y Humanidades son las únicas en donde las investigadoras son mayoría (53% del total de investigadores del área en cada una). En el área Social la relación es casi paritaria: 49% mujeres y 51% varones. En el resto de los campos de investigación, la prevalencia es masculina. La composición más desigual se haya en Ingeniería y Tecnología, donde las mujeres representan el 34% de los investigadores miembros del SNI.
En contraposición, en las áreas donde mayor presencia femenina hay, menos nivel tiene las mismas: ninguna mujer pertenece al Nivel III en Ciencias Médicas ni en Humanidades, pero el 76% están Iniciación en la primera y el 59% en la segunda. Ciencias Sociales es el área con más mujeres en el Nivel III (46%). En Ingeniería y Tecnología, otra área con rezago femenino, el 41% de las investigadoras del sistema están en el nivel de Iniciación y el 25% en el Nivel III.
Una de las herramientas más importantes que ofrece el SNI es la financiación de proyectos de investigación y de la formación de recursos humanos. En 2015, las estudiantes mujeres fueron quienes más demandaron instrumentos de financiación de recursos humanos (58% de la demanda total), y también quienes más éxito tuvieron (57% del total de instrumentos financiados). En el caso de los instrumentos de promoción de la investigación, las mujeres fueron el 52% de la demanda, pero solo lograron financiamiento en el 45% de sus proyectos. La relación es inversa en el caso de los varones: menos demanda, más financiamiento.
Según la inversión total anual que realiza el SNI por sexo, tenemos que los hombre recibieron en 2015, $110.095.000 (pesos uruguayos) y las mujeres $85.731.000. Esto supuso una diferencia de $24.364.000 en favor de los varones. La mayor diferencia se da en el Nivel II, donde los hombres recibieron una inversión de $29.680.000 y las mujeres $15.209.000.
¿Qué sucede en términos de producción científica? Las mujeres, considerando todos los niveles del SNI, tiene en promedio 14 publicaciones en revistas arbitradas, mientras que los hombres tiene 21. En el Nivel III se da la mayor diferencia a favor de estos últimos, con un promedio de 66 publicaciones frente 36 de las mujeres. En cambio, en el nivel Emérito -el de mayor jerarquía y único con carácter vitalicio- el promedio de publicaciones de mujeres asciende a 62, mientras que el de hombres es de 22.
Sólo 2 mujeres en el sistema han superado las 100 publicaciones en revistas arbitradas, ambas con nivel de formación doctoral y pertenecientes al Nivel II. En cambio, 23 hombres han alcanzado esta cifra de publicaciones, 21 con formación doctoral y en su mayoría pertenecientes al Nivel III del SNI.
Por último, vale la pena observar qué lugar ocupan las mujeres en la toma de decisiones del propio sistema. En total, las mujeres son el 38% de los participantes de los comités evaluadores de todos los instrumentos del SNI: ocupan 45 lugares en 120. El comité evaluador de las postulantes a Becas de Posgrado Nacionales en Áreas Estratégicas -destinadas a proveer un apoyo económico para estudiantes durante la realización de sus maestrías o doctorados- es el que tiene más presencia femenina: 53% del mismo.
En la Comisión Honoraria del SNI, encargada de la dirección del sistema de acuerdo a lo establecido en su reglamento- participan 5 reconocidos investigadores, ninguno de ellos mujer.
CRÉDITOS: Recolección de datos: Antonella Vignolo, Guzman López, Facundo Ramos, Román Sugo, Eliana Álvarez.Redacción y Edición: Antonella Vignolo y Eliana Álvarez.Visualización: Román Sugo.Diseño Gráfico: Elias Sugo
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